Los
Piaroa o Wótuha (como ellos se autodenominan, o también
De'aruwa: "dueños de la selva"), constituyen otro de los grupos
étnicos más importantes de la Región
de Guayana. Sus comunidades se ubican
principalmente en las regiones
boscosas y accidentadas del norte del Territorio
Federal Amazonas: en la amplia cuenca del río Sipapo y sus afluentes
Cuao, Autana.
Guayapo, lo que conforma el centro y gran parte de su
territorio; junto a los ríos Cataniapo y Samariapo, y por las
riberas del río Orinoco en el oeste y el sur; y en el este por el medio y bajo río Ventuari (territorio en parte habitado por el subgrupo Wiru o Maco). El territorio Wótuha se
extiende hacia el norte abarcando la región del río Parguaza y la Sabana de Cardona en las cabeceras del río Suapure, pertenecientes al Estado
Bolívar.
Los Wótuha son conocidos desde la Colonia, especialmente desde el siglo XVI II cuando los Jesuitas, a partir de sus misiones en el Orinoco, penetran
en su territorio y publican las primeras descripciones
de los "Piaroas". Los Wótuha vivían
entonces bastante ocultos en sus selvas, alejados de los ríos para
evitar su captura por los indígenas Caribes,
quienes remontaban en sus canoas el
Orinoco y sus afluentes en busca de esclavos
destinados al comercio con los holandeses.
Este mismo patrón de asentamiento Wótuha
se mantuvo hasta finales del siglo pasado y primeras décadas de éste para escapar a la explotación brutal
de los caucheros.
Hoy en día, la población Wótuha probablemente
alcance la cifra de 9.000 personas. En el Censo Indígena de 1982
se enumeraron 7.030 Wótuha: 5.660 en el Territorio Federal
Amazonas y 1.370 en el Estado
Bolívar, repartidos en 158 comunidades. En
esa fecha se pudo constatar el proceso
de expansión de estos indígenas hacia el
Orinoco y hasta los barrios de Puerto Ayacucho, fenómeno que se había iniciado en la década de los 60. Este proceso no se ha detenido, como tampoco el crecimiento de algunas comunidades que superan los 200 ó 300 habitantes, como Tierra Blanca, Pendare del Parguaza, Betania de Topocho, Limón de Parhueña y Caño Grulla; ello a pesar de haberse ido reduciendo paulatinamente el número de viviendas tradicionales Wótuha, la hermosa churuata cónica denominada itso'de, presente
actualmente en apenas el 15% de sus
comunidades, según el Censo de 1982.
Estos cambios en el patrón de asentamiento de los
Piaroa: la sustitución de la churuata comunal
por caseríos cada vez mayores de viviendas
unifamiliares, con frecuencia del modelo
nacional de vivienda rural, así como su tendencia
creciente a aproximarse a las grandes arterias
fluviales como el Orinoco y el Ventuari, y el
incremento observado en su proceso de urbanización,
es decir, de mudanza a Puerto
Ayacucho, revelan el
fenómeno de aculturación que actualmente experimenta esta etnia.
Los Wótuha vivían anteriormente en churuatas.
Cada comunidad, bajo la dirección de su líder, el ruwan, levantaba
una churuata para albergar a todos sus miembros, generalmente un
pequeño grupo de familias extendidas cuya población no rebasaba
los 60 habitantes. En ella, y alrededor de la misma, los Wótuha celebran
todavía hoy su impresionante y rico ritual anual, el warime, la mayor
expresión cultural y simbólica de su etnia, con sus enmascarados,
sus cantos y el variado repertorio de su música instrumental.
La churuata era (y, todavía en parte, es) el único asentamiento permanente
de la
comunidad, ubicada en medio de un extenso territorio selvático en el que la
subsistencia
depende de la agricultura, cacería, pesca y recolección. La
agricultura de tala y quema, caracterizada por conucos rotativos cercanos a
la
churuata, produce mayormente yuca amarga, base de la dieta
Wótuha, que generalmente rallan para consumirla en forma de casabe y mañoco.
Otros cultivos, de menor importancia, son la batata, ñame,
ocumo, auyama, plátano, cambur, piña, caña de azúcar, y algodón. La
caza y la
pesca se practican especialmente en los meses de verano,
cuando acostumbran marcharse de la churuata durante cortas
temporadas para
acampar en la selva; mientras la recolección de frutos silvestres
tiende a concentrarse en los meses de invierno.
En la actualidad, el sistema de subsistencia tradicional
Wótuha se conserva en gran parte de sus comunidades, a pesar de las modificaciones producidas por su gradual participación en la economía de mercado de la Región a través de la comercialización de productos agrícolas y silvestres, artesanía, canoas, etc. El incremento en la demanda local de productos alimenticios y forestales, aunado a la riqueza forestal y minera de la Región, deja prever una mayor intervención futura en el ecosistema que los Wótuha supieron explotar
durante tantos años en forma sostenible.
U ltimamente, el reciente desarrollo del turismo en
el territorio Wótuha, que puede constituirse en una nueva alternativa o
complemento de su economía, no es siempre percibido por ellos
como una actividad beneficiosa, por lo que muchas
de sus comunidades han expresado rechazo y levantado barreras a la forma en que
el turismo se lleva a cabo, lo que
requerirá, pues, una reconsideración y un nuevo y mejor enfoque.
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