miércoles, 11 de julio de 2018

LA CASA DE-SAN ISIDRO


Además de los Museos propiamente dichos, Guayana ofrece al visitante sitios e inmuebles que constituyen reliquias, monumentos o refe­rencias del pasado, como la Casa de San Isidro donde vivió el Libertador, la Casa del Congreso de Angostura donde se echaron las bases consti­tucionales de la Gran Colombia, la Catedral, úni­ca diseñada por un ingeniero durante el período colonial, y el mismo casco o centro urbano de la ciudad capital (Ciudad Bolívar), declarado Monumento Histórico Nacional.
La Casa o Morichal de San Isidro, construida re una inmensa laja, sirvió de albergue al Li­Irtador desde el 5 de junio de 1818, cuando ingresó a Angostura después de la fracasada campaña del Centro. Aquí prohijó la salida del Correo del Orinoco el 27 de junio de ese mismo lo, y redactó su Mensaje y Proyecto de Consti­tución Centralista al Congreso de Angostura.
La casa, con patio solariego, árboles y jardi­s cultivados sobre el terreno rocoso, se apre­a profunda y alargada desde la acera opuesta la avenida Táchira, con el aire bucólico de la J e fue antigua hacienda de la familia Vélez, entada allí en tiempos del Gobernador Don Manuel Centurión Guerrero de Torres.
Aquí las ramas tejen la frondosa historia des­e los troncos centenarios que aferran sus raíces Ibre la formidable roca. El empedrado del pa­) con su increíble juego de sombras y formas, la meza del tejado patinado, la chimenea trian­Jlarmente configurada como sombrero, los fa­lles, la hermosa rusticidad del escaparate, las Ilas antiguas, los tinajones, cofres y baúles fo­ados de cuero claveteado, las banquetas de la -arada, las panoplias con espadas y fusiles de la D oca, el árbol de Tamarindo donde Bolívar narraba su cabalgadura, los arabescos, el azareno del siglo XVII y la imagen de San Isidro ibrador, todo cautiva por igual al asom­rado visitante.
Después del empedrado, dejando atrás el )lonial inmueble con el pozo que fue de los uelonios y la plaza del jardín donde se levanta busto de Bolívar, se puede bajar hasta los !stos del morichal donde el agua es limosa y asada como la misma tierra.

Desde mucho antes de su restauración en )66, centenares de personas han pasado por la asa contemplando sus rincones y muros, sus )rredores y sus espacios abiertos, tratando de esentrañar el pasado que se esconde en ella )mo arcano misterioso.

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