Además de los Museos propiamente dichos, Guayana
ofrece al visitante sitios e inmuebles que
constituyen reliquias, monumentos o referencias del pasado, como la Casa de San Isidro donde vivió el Libertador, la Casa del Congreso de
Angostura donde se echaron las bases constitucionales
de la Gran Colombia, la Catedral, única diseñada por un ingeniero durante el
período colonial, y el mismo casco o
centro urbano de la ciudad capital
(Ciudad Bolívar), declarado Monumento
Histórico Nacional.
La Casa o Morichal de San Isidro, construida re una
inmensa laja, sirvió de albergue al LiIrtador desde el 5 de
junio de 1818, cuando ingresó a Angostura después de la fracasada campaña
del Centro. Aquí prohijó la salida del Correo del Orinoco el
27 de junio de ese mismo lo, y redactó su Mensaje y Proyecto de Constitución Centralista al Congreso
de Angostura.
La casa, con patio solariego, árboles y jardis
cultivados sobre el terreno rocoso, se aprea profunda y alargada
desde la acera opuesta la avenida Táchira, con el aire bucólico de la J e fue
antigua hacienda de la familia Vélez, entada allí en tiempos
del Gobernador Don Manuel Centurión Guerrero de Torres.
Aquí las ramas tejen la frondosa historia dese los
troncos centenarios que aferran sus raíces Ibre la formidable
roca. El empedrado del pa) con su increíble juego de sombras y formas, la •meza
del tejado patinado, la chimenea trianJlarmente
configurada como sombrero, los falles,
la hermosa rusticidad del escaparate, las Ilas antiguas, los tinajones, cofres y baúles foados de cuero claveteado, las banquetas de la -arada, las panoplias con espadas y fusiles de la D oca, el árbol de Tamarindo donde Bolívar narraba su cabalgadura, los arabescos, el azareno
del siglo XVII y la imagen de San Isidro ibrador,
todo cautiva por igual al asomrado visitante.
Después del empedrado,
dejando atrás el )lonial inmueble con el pozo que fue de los uelonios
y la plaza del jardín donde se levanta busto
de Bolívar, se puede bajar hasta los !stos
del morichal donde el agua es limosa y asada como la misma tierra.
Desde mucho antes de su
restauración en )66, centenares de personas han pasado por la asa
contemplando sus rincones y muros, sus )rredores y sus espacios
abiertos, tratando de esentrañar el pasado
que se esconde en ella )mo arcano misterioso.
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