martes, 31 de julio de 2018

ESTADO DELTA AMACURO


Este gran espacio geográfico, de unos 40.200 kilómetros cuadrados, ha sido, a lo largo de toda la historia, vía de entrada y salida de los conquis­tadores y fundadores y, después, de los liberta­dores de la Región. Sin embargo, durante la Co­lonia, los europeos no crearon allí ningún pue­blo. De los indios Warao o Guaraúno que pue­blan el Delta en palafitos y navegan en curiaras, habla por primera vez el Gobernador Diguja Villagómez cuando se dirige a sus superiores en los siguientes términos:
"Estos gentiles, situados en las Bocas del Orinoco, son de un genio muy cuidado y muy humildes; admiten en sus rancherías a todo pasajero y a los religiosos que se dedican a visitarlos, a quienes con gusto les franquean sus hijos para que se los bauticen, de lo que sus padres tienen gran complacencia. Las rancherías de estos indios están por todas las Bocas del Orinoco, en unos grandes anegadizales, y es, por tanto, difícil que entren allí misioneros a establecer pueblos."
Los primeros misioneros en establecerse en esta zona de la geografía venezolana fueron los capuchinos en 1919, en lo que es hoy su capital, Tucupita. Esta ciudad tuvo su origen en los pescadores margariteños Juan Millán, Tomás Rodríguez, Julio Flores y Regino Súira, quienes se instalaron allí el 31 de julio de 1848 y dieron continuidad hasta nuestros días a una población que sobrepasa hoy los 40 mil habitantes, la mayoría emigrados del sur de Monagas, de la costa de Paria y de la isla de Margarita. Tucupita recibió los beneficos del crecimiento económico con el auge de la goma del balatá y los cultivos de cacao que le dieron fama en el mercado internacional. Hoy en día son la agricultura, la ganadería y la pesca sus principales fuentes económicas.
El Gobernador del Delta Amacuro, por de­creto de marzo de 1974, adoptó como fecha auténtica de la fundación de la capital el 31 de julio de 1848, respaldado por la Academia Nacional de la Historia.
El Estado Delta Amacuro posee actualmente unos 85 mil habitantes, entre ellos 15.000 Guaraúnos en proceso de transculturización que viven de la caza y la pesca, muy abundantes. La extensa zona fue instituida como Territorio Federal por el Presidente Cipriano Castro el 26 de abril de 1901. Hasta entonces y desde 1884 había estado integrada, jurisdiccionalmente, al Estado Bolívar. En la actualidad es Estado creado por Ley Especial del Congreso de la República en agosto de 1991.
89 Vivienda Warao

90 Catedral de Tucupita

lunes, 30 de julio de 2018

CARACTERÍSTICAS DEMOGRÁFICAS


La población total de la Región, según el último Censo Nacional de Población (1990), es de 1.040.591 habitantes. Esta cifra, aunque baja para la extensión territorial a la que corresponde, revela un incremento significativo del número de habitantes, en comparación con las de censos anteriores. En 1981 la población regional era de 770.727 habitantes, mientras que para el año 1971 fue sólo de 361.500 personas.
La población actual se encuentra distribuida de la siguiente manera:
Estado Bolívar:                           900.310 habs.
Estado Delta Amacuro:                  84.564 habs.
Territorio Federal Amazonas:         55.717 habs.
POBLACION
Considerada globalmente, la población de la Región es reducida. En general, se halla irregu­larmente distribuida, concentrándose abruma­doramente en torno a los desarrollados centros industriales, principalmente en las ciudades más importantes del noresté del Estado Bolívar, mientras el sector rural, del que dependen las actividades agrícolas, posee una población muy escasa. Por otra parte, Guayana registra la pre­sencia del mayor número de grupos indígenas del país, aun cuando, por su extensión territorial, la densidad media poblacional es, no obstante, baja.
A ello contribuyen, sin duda, las dificultades de acceso que aún hoy presenta la Región, en gran parte todavía selvática e incluso inexplora­da, y el hecho de que grandes extensiones de su territorio se hallen bajo régimen de administra­ción especial, por constituir zonas de reserva ecológica.
La Región, amplia zona de confluencia del habitante indígena con la moderna población civil, muestra una gran riqueza de valores cultu­rales, tanto autóctonos como provenientes del intercambio de los diversos grupos indígenas con la sociedad industrializada. Resultado de ello han sido, en parte, los distintos grados de aculturación o transculturación que se observan en algunos grupos nativos, y la valoración cre­ciente, por parte del habitante de las ciudades, de numerosos elementos de la cultura tradicio­nal indígena de la Región.
ESTADO BOLIVAR
Entre 1981 y 1990 esta entidad presentó una tasa de crecimiento anual de 3,4%, lo que significa un incremento de 231.970 habitantes para ese período.

La densidad media de la población estatal es de 3,8 habitantes por kilómetro cuadrado, con una distribución bastante irregular. En los muni­cipios Caroní y Heres se encuentran las ciudades más importantes: Ciudad Guayana y Ciudad Bolívar, que atraen la mayor concentración po­blacional. El Municipio Caroní reúne el 51,8% de la población del Estado, y Heres el 25,6%. El Municipio Piar, con capital en U pata, concentra el 8,1°/o de los habitantes, mientras el resto de las entidades municipales no alcanza a tener un 4% del total estatal. El Municipio Sucre, entre los ríos Caura y Aro, cuya capital es Maripa, posee el menor número de habitantes de la entidad: 11.121, cifra que representa el 1,2% del total.

domingo, 29 de julio de 2018

ESTADO DELTA AMACURO


Junto con el Territorio Federal Amazonas, constituye una de las entidades con menor población del país. Tucupita, su capital, concen­tra el 48,4% de la población del Estado, lo que muestra la distribución irregular de sus habitantes.
La tasa de crecimiento anual para el período 1981-1990 fue de 4,6%. Ello representa un crecimiento significativo, si se considera que entre 1971 y 1981 la proporción fue sólo del 1,7%. Las cifras más elevadas de crecimiento se registraron en ese último período en el Depar­tamento Antonio Díaz, capital Curiapo, cuya población aumentó de 8.526 habitantes en 1981, a 17.446 en 1990. De esta última cifra el 20% corresponde a extranjeros: dicho aumento poblacional se debe en parte a una alta migración proveniente de Guyana, Trinidad y Tobago.
La población indígena del Delta, en su tota­lidad pertenciente a la etnia Warao, representa un 25% de los habitantes de la entidad.
TERRITORIO FEDERAL AMAZONAS
La población del Territorio Federal Amazonas
muestra una tasa de crecimiento anual de 2,2% para el período 1981-1990, lo que representa un aumento de 10.011 habitantes en ese lapso. Estos niveles pueden considerarse muy bajos, si se comparan con los del período 1971-1981, cuando la relación fue de 7,7% anual. Las cifras del último período representan casi directa­mente al Departamento Atures, cuya tasa de crecimiento en ese lapso fue de 2,8% anual. Los otros departamentos, Atabapo, Casiquiare y Río Negro, presentaron respectivamente tasas ne­gativas de -1,2%, -0,7% y -1,3%.
No obstante, dada la gran extensión inhabi­tada, la densidad de población en Amazonas se estima en 0,31 habitantes por kilómetro cua­drado, la más baja por entidad federal de todo el país.
La ciudad de Puerto Ayacucho, capital del Territorio Federal, registró para 1990 una pobla­ción de 35.826 habitantes, lo que representa el 64,4% del total de la entidad, uno de los mayores índices de concentración poblacional en las capitales del país. El Departamento Atures, donde se encuentra esta ciudad, tenía para esa fecha 49.334 personas, lo que supone el 88,5% del total poblacional del Territorio.

sábado, 28 de julio de 2018

CIUDADES PRINCIPALES ESTADO BOLIVAR:


CIUDAD BOLÍVAR
Primera ciudad fundada por los españoles en territorio de Guayana, Ciudad Bolívar ha sido siempre, a través de su accidentada existencia y de sus cambios de nombre, perenne capital del Estado Bolívar (y hoy del Municipio Heres).
Desde su primera fundación en 1595 hasta el presente, la ciudad se ha llamado, sucesivamen­te, Santo Tomás o Tomé de la Guayana, Angostura y, a partir de 1846, Ciudad Bolívar, en honor al Libertador, que vivió en ella más tiempo que en ningún otro lugar de Venezuela. (Véase Aspectos históricos de la Región.)
De marcada influencia española y antillana en su arquitectura y configuración, Ciudad Bolí­var es hoy objeto de un proceso de recuperación de su casco urbano, declarado Monumento Histórico Regional y Monumento Nacional por las numerosas edificaciones que fueron escenario de acontecimientos relevantes en la formación de nuestra nacionalidad.
Durante largo tiempo centro importante del comercio venezolano con Europa y las Antillas, Ciudad Bolívar fue, hasta el surgimiento de la moderna Ciudad Guayana, el puerto fluvial y mercantil más relevante al sur del Orinoco. Además de su valor histórico y cultural, la ciudad, que supera hoy los 250.000 habitantes, ha experimentado un constante crecimiento urba­nístico e industrial, y cuenta con una autopista que la enlaza con Ciudad Guayana, modernas carreteras que la comunican con otras regiones del país, y el célebre Puente de Angostura, magnífica obra de ingeniería de 1277 metros de longitud que se extiende sobre el Orinoco hacia el Estado Anzoátegui.
CIUDAD GUAYANA
Importante centro industrial de Guayana y uno de los más progresistas del país. Ciudad Guayana, única ciudad de Venezuela planificada desde su concepción y diseño, nace por decisión oficial el año 1961 de la unión de las comunida­des de San Félix, El Roble y Dalla-Costa del Distrito Piar, y Puerto Ordaz, Castillito y Caruachi del Distrito Heres del Estado Bolívar, para con-
formar la capital de la nueva unidad administra­tiva del Distrito Municipal Caroní (hoy Municipio Caroní).
Centro de planificación y desarrollo de las importantes industrias básicas siderúrgica y del aluminio, y de la mayor empresa generadora de energía hidroeléctrica del país, Ciudad Guayana ha experimentado desde su creación un intenso crecimiento. Con una población actual superior a 450.000 habitantes, es hoy sede de la Corpo­ración Venezolana de Guayana, organismo rec­tor de los planes de desarrollo de la Región. Foco de atracción de población proveniente de toda Venezuela, Ciudad Guayana representa grandes perspectivas de expansión del país en los aspectos de alta tecnología, generación de empleos, crecimiento sociocultural, y desarrollo futuro de su población y de toda la Región de Guayana.



UPATA
Capital del Municipio Piar, esta antigua ciudad creada en 1676 por Real Cédula de la Corona española, ha conocido tradicionalmente una economía agropecuaria de modestas propor­ciones, y una actividad maderera y minera de mayor alcance, sirviendo de base de abasteci­miento durante el siglo XIX al área aurífera de El Callao. Posteriormente se ha consolidado el carácter comercial, industrial y de servicios de su activa economía, así como el de ciudad dormi­torio de una porción de la población trabajadora de Ciudad Guayana, distante sólo 45 kilómetros. Cuenta hoy con unos 41.000 habitantes.
CAICARA DEL ORINOCO
Esta ciudad fundada a la margen del río Orinoco en 1767 por los misioneros españoles sobre un antiguo caserío, posee una privilegiada situación geográfica. Por hallarse prácticamente en el centro del país, equidistante de los prin­cipales centros de producción y consumo, resul­ta de gran relevancia estratégica para el transporte y la economía nacional. Capital del Municipio Cedeño, agrupa unos 20.000 habitantes cuya población activa se dedica, mayoritariamente, al sector terciario de la economía, representado aquí por el comercio, transporte, y actividades de servicio. Es actualmente una de las ciudades de más alto crecimiento del país.

EL CALLAO
Capital del municipio del mismo nombre, con una población cercana a los 7.000 habitan­tes, esta ciudad que ha conocido varias mudan­zas y emplazamientos surgió a mediados del siglo pasado como consecuencia de las "bullas" de oro descubiertas en la zona. De desarrollo urbano no planificado, muestra actualmente tendencias de crecimiento en las vías que con­ducen a las principales minas del área aún activas. Posee una valiosa artesanía, y su rica y variada expresión del arte popular es resultado del sincretismo de valores autóctonos con tradi­ciones provenientes del Caribe. La población económicamente activa se dedica principal­mente al comercio y la minería.
SANTA ELENA DE UAIREN
Situada a escasos 15 kilómetros de la frontera venezolana con- Brasil, la capital del Municipio Gran Sabana fue fundada en 1924, durante el auge de la explotación de diamantes en la zona. Con una población actual cercana a los 4.000 habitantes, su economía original, basada en el comercio de los productos provenientes de los cercanos centros mineros, está siendo rápida­mente equilibrada por el creciente desarrollo del transporte y actividades de servicio. Posee carreteras asfaltadas que la vinculan al resto del país, y últimamente se ha convertido en punto importante de intercambio turístico entre Vene­zuela y Brasil.
CIUDAD PIAR
Originalmente un campamento minero creado por una de las empresas concesionarias del hierro en Venezuela, la hoy capital del Municipio Raúl Leoni se asienta sobre un diseño estructural de manzanas de casas agrupadas, donde la vialidad se adapta en lo posible a la topografía natural del área. Las viviendas del casco urbano, de dos tipos claramente diferenciados según que en su origen hubieran sido destinadas al personal técnico u obrero, cuentan en cualquier caso con todos los servicios. La ciudad posee buenas vías de comunicación con Ciudad Gua­yana, y agrupa hoy a unos 4.000 habitantes. Su economía depende fundamentalmente del mercado del hierro y del acero.
GUASIPATI
Fundada como Misión por los monjes capu­chinos en 1757, la actual capital del Municipio Roscio debe su desarrollo a la explotación ganadera de la zona, que ha hecho de esta ciudad un centro de servicios y abastecimiento ganadero, maderero y agrícola. Concentra hoy unos 9.000 habitantes en su estructura urbana de desarrollo regular.
MARIPA
Capital del Municipio Sucre, situada a la margen derecha del río Caura. De tradición agropecuaria y maderera, su auge en el área de servicios surge como consecuencia del paso de chalanas de carga por el río Caura. Posee un aeródromo y vías de comunicación con las ciudades más importantes de la zona. Su pobla­ción, de unos 1.500 habitantes, se dedica prin­cipalmente a actividades agrícolas y de servicios públicos.
TUMEREMO
Ultima población fundada por los misioneros catalanes en Guayana entre 1 764 y 1788, fecha ésta en que la Corona española aprobó final­mente su fundación. Relativamente aislada y autosuficiente hasta el inicio de las explotaciones del oro en el siglo pasado, la ciudad se mantuvo, no obstante, fiel a su tradición económica de ganadería extensiva. Posteriormente, en parte por el desarrollo de Ciudad Guayana que ha afectado, en general, a todas las poblaciones del Estado, ha sumado a su economía ganadera los prósperos renglones maderero y minero. Hoy capital del Municipio Sifontes, cuenta con una población superior a los 10.000 habitantes.
ESTADO DELTA AMACU RO:
TUCUPITA
Capital del Estado y del Departamento Tu­cupita, que debe su nombre al caño de igual denominación, se halla situada en la bifurcación de éste con el caño Mánamo. Fundada en 1848, cuenta hoy con unos 41.000 habitantes, dedi­cados principalmente a la agricultura y la pesca, y al comercio derivado de estas actividades. Posee vías de comunicación terrestres, aéreas y fluviales que la comunican con el resto del país. Es un centro artesanal y cultural de importancia, con una gran producción artística tanto de la población civil como indígena, que habita cerca de la ciudad a orillas de los caños.
PEDERNALES
Actual capital del Departamento Pedernales y primera capital del Estado (para entonces Territorio Federal) desde 1884 hasta 1887, esta ciudad, que posee hoy cerca de un millar de habitantes, es el principal puerto pesquero del Delta, distribuyendo sus productos por vía te­rrestre, fluvial y aérea a todo el país. La vía de comunicación fluvial del caño Mánamo la co­necta directamente con la capital Tucupita.
CURIAPO
Capital del Departamento Antonio Díaz. Po­see una población de más de medio millar de habitantes, fundamentalmente dedicados a acti­vidades agrícolas y pesqueras a pequeña escala, que constituyen su principal fuente económica.



viernes, 27 de julio de 2018

TERRITORIO FEDERAL AMAZONAS:


PUERTO AYACUCHO
La actual capital del Territorio Federal y del Departamento Atures fue fundada el 9 de di­ciembre de 1924, fecha centenaria de la Batalla de Ayacucho. Sobrepasa hoy los 35.000 habi­tantes, dedicados principalmente a actividades de servicios públicos, comercio y transporte. La ciudad es centro de distribución de bienes de consumo en la zona, y ciudad dormitorio de localidades mineras cercanas. Posee uno de los más completos museos etnológicos del país, único en su tipo, y es punto de- partida de excursiones turísticas a diversos lugares del Terri­torio. Posee vías de comunicación aéreas, fluvia­les y, en menor medida, terrestres con el resto del país.
SAN FERNANDO DE ATABAPO
Capital del Departamento Atabapo y anti­guamente del Territorio Federal (hasta 1928),
desempeñó históricamente un importante pa­pel en la economía del Territorio, durante el auge de la producción cauchera en el país hasta finales de la década de los 40. Su población actual de unos 2.000 habitantes se dedica prin­cipalmente a la explotación forestal y agrícola a pequeña escala.
SAN CARLOS DE RIO NEGRO
Fundada en 1759, la capital del Departa­mento Río Negro, de medio millar de habitantes, posee vías de comunicación aérea y fluvial con San Fernando de Atabapo y Puerto Ayacucho. Su principal actividad económica es agrícola y pes­quera a pequeña escala.
MAROA           y
La capital del Departamento Casiquiare, fun­dada en 1760, cuenta hoy con una población cercana al medio millar de habitantes, dedicados en su mayoría a actividades agrícolas y pesqueras de autoconsumo.





jueves, 26 de julio de 2018

COMUNIDADES INDÍGENAS DE LA REGIÓN


En la Región de Guayana habita un total de 25 grupos étnicos, muy diferenciados tanto cultural como lingüísticamente, que aún con­servan gran parte de sus patrones culturales tradicionales a pesar de que en su mayoría han estado sometidos en los últimos años a un fuerte proceso de aculturación.
Estos indígenas están distribuidos por toda la superficie de las tres entidades de la Región, desde las cabeceras del río Orinoco hasta su desembocadura, en sus comunidades disemi­nadas por las sabanas, tierras montañosas y la zona deltaica de este inmenso territorio.
Su población total en las tres entidades, según el Censo Indígena de 1982, era para esa fecha de 69.623 personas, lo que representaba el 50% de la población indígena de Venezuela. En 1992 se estima un número de 90.000 habi­tantes para esta población.
POBLACION INDIGENA: GRUPO ETNICOS
WARAO 26% 17.654

POBLACION INDIGENA EN LA REGION DE GUAYANA
T.F. AMAZONAS
43% 30.163
YANOMAMI 17% 12.081
PEMON 16% 11.462
WOTUHA 10% 7.030
HIWI 9% 6.400
YEKWANA 4% 3.033
EÑAPA 3,4% 2.379
KARIÑA 2,7% 1.916
KURRIM 2,3% 1.623
BARE 1,8% 1.265
BANIWA 1,6% 1.167
OTROS GRUPOS 6,2%
FUENTE Datos del Censo Indígena 1982
Con muy pocas excepciones, resultante de su aculturación reciente, la población de Guaya­na se halla repartida en pequeñas comunidades, generalmente de menos de 50 habitantes, que constituyen unidades socio-políticas y territoria­les autónomas, cuyos miembros están unidos por lazos de parentesco. Cada familia que con­forma la comunidad se constituye en una unidad básica de producción y consumo, económica­mente autónoma, capaz de producir todos los productos que necesita para su subsistencia. Este modelo comunitario tiende a crear socie­dades igualitarias, sin la figura de "jefe", sino liderizadas por hombres de prestigio, cuyas tomas de decisión surgen del consenso.
La dispersión de estas comunidades por toda la Región de Guayana produce una densidad de población muy baja, de aproximadamente 0,1­0,2 habitantes por kilómetro cuadrado, la cual expresa su estrategia de adaptación a los recursos de su medio ambiente. De este patrón nace una relación armoniosa hombre-ecosistema, que per­mite una explotación sostenible de los recursos vegetales y animales de su territorio. Este es un valioso ejemplo de subsistencia al que debemos agradecer la conservación, hasta nuestros días, de los recursos naturales en unas tierras habita­das por los hombres desde épocas remotas. Lamentablemente, los nuevos modelos de
utilización de recursos que han sido introducidos recientemente en muchas comunidades indí‑
ESTADO
DELTA AMACURO
26% 17.682
ESTADO BOLIVAR 31% 21.778

genas mediante el proceso de aculturación (o de invasión) por parte de la sociedad industriali­zada, no siempre demuestran ser adaptativos, sino destructivos, al desconocer su experiencia milenaria y sobreponer a ella el afán de explota­ción sin criterios conservacionistas.

El problema de la conservación de la tierra y sus recursos está muy presente hoy en la mente de los indígenas. El acceso a la educación formal y el aumento de bilingüismo les ha proporcio­nado un mejor conocimiento del sistema políti­co y económico del país, que actualmente los hace más conscientes de sus derechos y sus problemas, y de los peligros de la aculturación. Este desarrollo ha contribuido en gran parte a la aparición de organizaciones indígenas en los últimos 10 años para luchar por sus derechos y, en especial defender sus tierras y su identidad cultural.

LOS WARAO


El grupo étnico que se autodenomina "gente de canoa", Warao (Wa: canoa; aroa: gente) en su lengua, posiblemente vio los barcos de Cristóbal Colón en 1498, en su tercer viaje que lo llevó al golfo de Paria, por cuyas aguas estos indígenas acostumbraban navegar. Más tarde, a principios del siglo XVI, cuando los españoles comenzaron a explorar el Orinoco y su intrincado delta, aparecieron las primeras descripciones de los Warao, pescadores habitantes de los caños y pantanos, y constructores de palafitos.
Hoy en día, los Warao se destacan por ser el segundo grupo étnico más numeroso de Vene­zuela, después de los Wayúu o Guajiro, con una población total de 19.573 personas, repar­tida en 363 comunidades, según el Censo Indí­gena de 1982. La inmensa mayoría de este grupo, compuesta por 17.654 personas, habita en el Estado Delta Amacuro, mientras que los demás viven al margen occidental del delta del Orinoco, en las tierras adyacentes al caño Má­namo, en el Estado Monagas, y aun se encuentran unos pocos más alla del río San Juan, en el Estado Sucre.
En la región del delta, los Warao se concen­tran en la faja costera de unos 50-60 kilómetros de ancho, especialmente en el sector sureste, donde ocupan los caños, ríos y bocas del Depar­tamento Antonio Díaz. Sus muy características construcciones palafíticas se levantan en la orilla de los ríos, paralelamente a éstos, con sus
cocinas sobre el agua y sus casas dormitorios más adentro, todas unidas por un eficaz sistema de puentes.
En este mundo acuático, los Warao usan siempre sus canoas para cualquier desplaza­miento, ya sea salir a pescar, ir a sus conucos, recoger materiales o frutos silvestres, visitar otras comunidades, comerciar, o para enterrar a sus muertos. La canoa es, pues, de gran importancia en su cultura dado que una buena parte de la vida del Warao transcurre sobre este medio de transporte.
Tradicionalmente, los Warao-se mantenían mediante un sistema de subsistencia basado en la pesca, la cacería y la recolección de frutos silvestres. Ha sido solamente a partir de la tercera década de este siglo que los Warao comenzaron a sembrar, cuando el cultivo del ocumo chino fue introducido desde Guyana y revolucionó su sistema de subsistencia. Hasta entonces la vida de los Warao se alternaba entre los morichales y la orilla de los caños.
Desde sus rancherías en los morichales, los Warao se dedicaban especialmente a aprove­char la palma moriche, principal e increíble recurso de este ecosistema, fuente de múltiples productos y alimentos: del interior del tronco se extrae la fécula con la cual se produce el almi­dón, el aru de los Warao que los criollos llaman yuruma, base de su antigua dieta; se aprovecha también el fruto alimenticio; el corazón pareci­do al palmito; la savia; la fibra sacada del cogollo, que sirve para tejer chinchorros y cabu­yas para usos varios; la hoja para techar las casas; los peciolos para fabricar arpones, boyas de pescar, velas de canoas, y escudos para el combate ritual; y la corteza del tronco, con la que fabrican los pisos de las casas y la hoja del azadón. La cacería del picure, principalmente, y de la lapa y el chigüire se realiza en general en los morichales, donde capturan también el morro-coy y la iguana. Además recolectan miel y frutos silvestres, y pescan en los caños. La recolección de los cangrejos se efectúa en los meses de invierno. Y cuando las aguas se vuelven más claras, a finales del invierno, y ya están estableci­dos en sus rancherías en la orilla de los caños, los Warao, equipados con nylon y anzuelos, arpo­nes y boyas, inician la temporada de pesca del pez morocoto y del bagre en los grandes ríos y sus bocas.
El inicio de la agricultura entre los Warao,

con la introducción del ocumo chino, cultivo adaptado a los suelos húmedos y anegadizos del delta, contribuyó a que este grupo indígena comenzara a vivir más permanentemente en las márgenes de los ríos. El ocumo, con el pescado, se convirtió entonces en la base de la dieta Warao. En las partes más altas de los conucos empezaron a sembrar, además, yuca, maíz, cam­bures, plátanos y caña de azúcar. En el transcurso de las últimas dos décadas, los Warao se han de­dicado a cultivar principalmente arroz y maíz, para su venta en el comercio. También venden su artesanía, cestas y chinchorros muy apreciados en el mercado criollo. La implantación por el hombre blanco de la industria del palmito extraído de la palma manaca, en el delta, se basa en la cosecha por la mano de obra Warao, pero su industrialización tiende a producir una so­breexplotación ecológicamente nefasta de esta especie vegetal.
El represamiento recientemente efectuado del caño Mánamo, originalmente destinado a aumentar la superficie de tierras agrícolas, ha tenido el efecto de reducir el caudal de las aguas que fluyen por los caños del delta occidental, quedando éstos, en los meses de verano, ex­puestos a la penetración de aguas salobres desde sus bocas. Como resultado, a las rancherías Warao de esta zona les faltó agua potable, con graves consecuencias para sus cultivos, y dismi­nuyó drásticamente la pesca fluvial en esta área, por lo que el grupo indígena tuvo finalmente que migrar aguas arriba para poder sobrevivir.
Otra muestra del avance del progreso, que a veces perjudica a estas comunidades, es la reciente creación (1991) en el delta central del Parque Nacional "Mariusa", cuya extensa super­ficie inicial (550.000 hectáreas), con la que los Warao contaban para conservar sus recursos,

tuvo que reducirse drásticamente, al ceder gran­des espacios para su explotación por la industria maderera y de palmito.

martes, 24 de julio de 2018

LOS PEMÓN


Los Pemón de la Gran Sabana y alrededores, conjuntamente con los Yekwana (o Makiritare), Eñapa (o Panare), Kariña, Akawaio, Yabarana y Wanai (o Mapoyo), conforman el grupo de etnias de lengua caribe que habitan la Región de Guayana.
tante: 11.462 personas según el Censo Indígena de 1982; se estima para esta población una cifra de 15.000 en 1992.
El territorio Pemón tradicional abarca toda la Gran Sabana, que comprende la cuenca del río Caroní aguas arriba de San Pedro de Las Bocas hasta la frontera con Guyana en el este y con Brasil en el sur; se extiende hacia el oeste por la cuenca del río Paragua y sus afluentes Chiguao, Asa, Karún y Antabarí; y hacia el norte, desde el pie de la Sierra de Lema hasta el pueblo de El Dorado, en la región de los ríos Cuyuní y Chica­nán, por la carretera El Dorado-kilómetro 88.
En el territorio de la Gran SabanI las comuni­dades Pemón siempre establecen sus asenta­mientos en las sabanas, a corta distancia de los bosques donde establecen sus conucos, y cerca de los ríos .Su vivienda tradicional, la waipa, de planta circular y ovalada, techada con hojas de palma y con paredes de bahareque, se conserva todavía. Sin embargo, hoyen día las viviendas de planta rectangular son más comunes. El pequeño asentamiento tradicional de 1 a 6 a casas relati­vamente dispersas por la sabana está siendo sustituido por pequeños caseríos de casas agru­padas y de poblados grandes, bajo los efectos de la aculturación derivada particularmente de la influencia de los misioneros durante las últimas décadas. Este fenómeno se observa en las aglo­meraciones de 400 a 600 individuos que han surgido alrededor de las misiones capuchinas de Kamarata, Kavanayén y Santa Elena de Uairén, y los asentamientos adventistas, algo más pe­queños, como Maurak, San Francisco de Yuruaní y San Simón de Waramasén. Otros factores, como la minería, y el turismo en Canaima, han producido otras grandes aglomeraciones de los Pemón en Araimatepuy (Km. 74) y Las Claritas.
En la mayoría de sus comunidades los Pemón continúan practicando su sistema de subsistencia tradicional basado en la agricultura de tala y quema, cacería, pesca, y recolección. Sus conu­cos, talados en el bosque, producen mayormente yuca amarga y ají y cultivos secundarios como la batata, mapuey, ocumo, cambur y plátano, piña, caña de azúcar y algodón. Los Pemón se alimentan mayormente con yuca, pescado y carne de cacería; la yuca no solamente se con­sume sancochada, sino también en forma de casabe y cachirí, su bebida fermentada.
Por el número de su población, la etnia
Pemón constituye el grupo caribe más impor­         La posición estratégica de los Pemón en la

Gran Sabana con respecto a sus vecinos indíge­nas sin duda estimuló su larga tradición de comerciantes: intercambio de sus muy aprecia­das ollas de barro y hamacas por los rallos y curiaras de los Yekwana, por la mostacilla y escopetas obtenidas de los Akawaio.
Estas relaciones de los Pemón han ido cam­biando, especialmente desde 1945, a medida que la influencia de las misiones (primero capu­chinas, después de los adventistas) se iba desa­rrollando en la Gran Sabana, no sólo a nivel religioso y de educación formal, sino también material, simultáneamente con la expansión en la Región de la minería de oro y diamantes. La participación progresiva de los Pemón en la actividad minera en la periferia de su territorio estimuló el desplazamiento de muchos de ellos hacia los asentamientos mineros, por el río Caroní, región de lcabarú, y río Paragua, y también por la región del El Dorado - Km. 88, además de haber empezado a extraer oro en su tierra, en Chiricayén.
El impacto de la minería, conjuntamente con el desarrollo industrial en Ciudad Guayana, el crecimiento de Ciudad Bolívar, la creación del Parque Nacional "Canaima" en 1962, la cons­trucción de la represa de Guri y de la carretera desde El Dorado hasta Santa Elena de Uairén en 1972, el desarrollo del turismo, son factores todos que han producido y siguen produciendo una cadena de efectos muy profundos en las comunidades Pemón. Su territorio, que había permanecido bastante aislado hasta 1970, dejó de estarlo en muy poco tiempo. Uno de los resultados de todo ello ha sido la emigración de muchos Pemón y su establecimiento en los barrios de San Félix y Ciudad Bolívar. Hoy los Pemón están aprendiendo a definir su relación con el mundo cambiante de la sociedad indus­trial.