El inmenso territorio que constituye la Región de Guayana, todavía en su mayor
parte despoblado, requiere una ocupación progresiva fundamentada en el aprovechamiento
racional de sus recursos, en la conservación de los ecosistemas y en la incorporación de
las culturas indígenas
al desarrollo del país.
Actualmente la situación geoeconómica de la Región se puede caracterizar
por un notable predominio de las actividades del sector secundario (industrias siderúrgica y
del aluminio, generación de energía hidroeléctrica), y del sector terciario (servicios) como
elemento generador de empleo. El peso específico del Estado Bolívar resulta definitorio del contexto regional en esta caracterización, mientras el Estado Delta Ama-curo y el Territorio Federal Amazonas presentan, en su conjunto, rasgos algo diferentes: la actividad de servicios es preponderante en estas dos entidades, y la agricultura se ubica en el segundo lugar
de importancia.
La generación de empleo motiva una casi total concentración espacial en torno a las
grandes capitales de las tres
entidades que conforman la Región: el
eje Ciudad Bolívar-Ciudad Guayana concentra
el 75% de las viviendas del Estado Bolívar,
de acuerdo al Censo 90, y en el Estado Delta Amacuro y el Territorio Federal
Amazonas el centralismo es mayor aun,
al reunir sus capitales, Tucupita y
Puerto Ayacucho, más del 80% de la vivienda existente en estas
entidades.
La producción regional está fuertemente orientada hacia el abastecimiento del resto
del país, debido a que las
actividades matrices se han
desarrollado como enclaves con miras al establecimiento
extra-regional, por lo que tal situación
de productividad genera pocos encadenamientos
internos que impulsen el desarrollo de otros sectores.
En términos generales, el
desarrollo regional deberá
tomar en cuenta los siguientes aspectos:
Importancia geoestratégica
de la Región: La implementación del eje de navegación de los ríos
Orinoco-Negro-Meta-Apure ofrece enormes potencialidades
de desarrollo. El transporte fluvial
será fundamental para la movilización de personas y bienes, y complemento esencial para el control de toda la Región, surcada por caudalosos ríos. Las numerosas conexiones inter-fluviales brindarán, asimismo, la posibilidad de integración
con otros países del sur del continente.
Interrelación de actividades
complementarias: La delicada interdependencia de
los recursos naturales en Guayana configura ecosistemas muy sensibles frente a la
intervención externa. La agricultura requerirá atención especial, debido a las características del bioma guayanés. Resulta indispensable implementar normativas en materia de suelos y catastro para garantizar el
éxito de las actividades que se
emprendan. La ganadería, dependiente
de la existencia de pastos y forrajes,
estará supeditada a la disponibilidad de espacios adecuados para esta actividad. La cobertura vegetal es un factor clave en la conservación de los valores escénicos. El aprovechamiento forestal de la Región, por ende, exige el diseño de estrategias conservacionistas y un adecuado manejo de las reservas madereras que permita la protección de esta materia prima. Su explotación racional requiere la construcción de una infraestructura de apoyo, con helipuertos, torres de observación, campamentos y muelles
que aseguren una adecuada administración y control. La pesca y la caza de las especies permitidas deberán
implementarse bajo un sistema de vedas, con controles que garanticen el
mantenimiento del equilibrio inter-especies.
La actividad minera, muy
especialmente, requiere la
implantación de medidas estrictas que impidan la destrucción de los
suelos.
Estas labores,
cuando se han ejecutado indiscriminadamente
en el pasado, han tenido como
consecuencia el empobrecimiento de líneas
fluviales importantes para el sistema hidrográfico regional. Entre los daños característicos se cuentan la
destrucción de las cabeceras de los ríos, siendo las zonas más afectadas
el Alto Orinoco, el Alto Caroní y el Alto
Cuyuní, y el creciente volumen de
sedimentos arrastrados por las aguas, que daña la cobertura vegetal, creando espacios desérticos en lugares que antes
fueron de nutrida vegetación.