domingo, 16 de septiembre de 2018

VEGETACION


La morfología, los suelos, la hidrografía y el :lima contribuyen a la estructuración de una :obertura natural muy característica de la Re­gión, en la cual se destaca la presencia de una extensa selva tropical lluviosa, de sabanas abier­:as y con matas, y bosques de galería. La primera de estas formaciones vegetales se caracteriza por una variedad impresionante de especies y la existencia de árboles muy altos, cuya pugna por la luz solar favorece su extraordinario crecimien­to y, a la vez, ocasiona el escaso desarrollo del sotobosque, excepto en las orillas de los gran­des ríos, donde la masa vegetal se hace muy densa y casi impenetrable. En las áreas inunda­bles puede observarse, a veces, la famosa catin­ga amazónica, así como especies vegetales muy particulares del área.
La vegetación de las sabanas del norte, a orillas del Orinoco, está compuesta general­mente de paja (Trachypogon sp) baja y rala. Los bosques de galería y morichales son abundan­tes, configurando extensas franjas, notables por su multitud de especies; mientras la Gran Sabanay las altiplanicies tepuyanas conforman muchos y diferentes habitats, en algunos de los cuales los bosques, medianos y altos, ad­quieren gran importancia. En otras áreas, como el Roraima, predominan los afloramientos ro­cosos y las formas muy erosionadas salpicadas con manchas de bosques. También se divisan cimas con aspecto de sabanas, donde no predominan las gramíneas sino, más bien, espe­cies de las familias Ciperácea, Eriocaulácea, Ra­patácea, Bromiliácea y otras. Las plantas de las cumbres se caracterizan por su crecimiento en forma de roseta, mostrando hojas apiñadas en el extremo de tallos solitarios o poco ramificados.
En el Delta se avistan bosques de manglares, especialmente en la franja más próxima a la cos­ta oceánica. Pero en el interior prevalece el bosque húmedo, muy denso, y más adentro todavía se destacan porciones de sabana, en gran parte anegables.
Se estima que viven en la Región más de 10.000 especies, de las cuales el 75% son endé­micas, encontrándose la mayor parte de estas úl­timas en el llamado Escudo Guayanés, parti­
cularmente en sus taludes, simas y altiplanicies. A ello han contribuido millones de años de evo­lución del cuerpo vegetal, su aislamiento casi absoluto de la intervención humana, y las con­diciones ambientales específicas que lo envuel­ven: suelos ácidos, abundantes precipitaciones, altas temperaturas.
En términos generales puede señalarse que la Región tiene 32.953.258 hectáreas de exten­sión boscosa, lo que comporta el 83% de todos los bosques del país y el 72% de la superficie re­gional total. Tal formidable tapiz boscoso ha si­do objeto de protección legislativa mediante el establecimiento de Reservas Forestales y Par­ques Nacionales.
Las sabanas abarcan 6.288.925 hectáreas, esto es, el 31 % de la existencia de esta cobertura vegetal a escala nacional, de las cuales 4,7 millones de hectáreas se localizan en el Estado Bolívar, fundamentalmente en su zona norte, y en la Gran Sabana. Las sabanas del Territorio Amazonas se extienden a lo largo del río Ventua­ri y del Orinoco medio, y las del Delta Amacuro se perciben a modo de manchas en diferentes sitios.
En Guayana hay 1.062.420 hectáreas de bos­ques de galería (principalmente morichales), bási­camente al norte del Estado Bolívar, equivalen­tes al 20% de la superficie global de esta forma­ción vegetal en el país; proporción menor, empero, a la que corresponde al Estado Guárico.
El Estado Delta Amacuro concentra el 72% del total de los manglares de Venezuela: 455.298 hectáreas, que representan más del 10°/9 del te­rritorio del Estado; esta formación vegetal se ha­lla actualmente bajo protección especial, dado su interés ecológico, sobre todo en lo que atañe a la conservación de las costas.
La catinga amazónica -complejo bosque tro­pical propio de tierras muy húmedas- se localiza sólo en el Territorio Federal Amazonas y com­prende más de 2,3 millones de hectáreas.
Finalmente, la vegetación tepuyana -por completo endémica, debido al aislamiento pe­culiar de la topografía de estas cimas- cubre 2.134.430 hectáreas.
En todas estas formaciones vegetales habita una fauna en extremo diversa, y en los ríos des­critos la pesca es abundante.


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