Esta subregión, al este de las Mesas Orientales,
comprende un amplio espacio formado por los depósitos
fluviales recientes, del período cuaternario, del río que le da su nombre. Tales deposiciones constituyen un fenómeno creciente, a una velocidad estimada de 45 metros por año, aun cuando las corrientes marinas del Atlántico, provenientes del Este, actúan como factor limitante. La corriente fluvial arrastra un gran volumen de sedimentos, que va al Golfo de Paria, cuya máxima profundidad difícilmente alcanza los 20 metros. La fuerza de la Corriente Atlántica Ecuatorial, que afecta a los sedimentos del Delta, posee tal magnitud que ha orientado hacia el norte y el noroeste la desembocadura de
un gran número de caños. Esta es una zona de constante
y formidable pugna entre las fuerzas del Oceáno, por un lado, y el empuje del
Orinoco, por el otro. Sin embargo,
los sedimentos que el río ha ido arrojando sobrepasan los 68 metros de
profundidad en el Atlántico.
A la formación de la
estructura del Delta han contribuido,
asimismo, corrientes importantes procedentes
de la región de los llanos orientales, entre
las que destacan los ríos U racoa, Tigre y Guanipa (que nacen en las mesas de
Monagas, el primero, y de Anzoátegui,
los dos últimos), cuyas aguas fluyen
al caño Mánamo. Además, los ríos
Mánamo, El Perro, Orocoima, Aroy, Aguirre,
Arature, Amacuro y Barima, que nacen en
la serranía de Imataca, vierten su caudal en el río Grande o en alguno de sus brazos, contribuyendo también a incrementar los sedimentos
formadores del Delta.
En general, el Delta registra una temperatura media
anual de 26° C con una variación de apenas 2° entre el mes más cálido y el más
frío. La precipitación media es de
1.330 mm al año, registrándose máximos
anuales de 2.210 mm (1972) y mínimos de 930 mm (1964).
El área deltaica se ha dividido
tradicionalmente en Alto y Bajo Delta. El primero corresponde al espacio
no afectado por las mareas; la acción de éstas en el Bajo Delta es la causa de
frecuentes inundaciones y del desarrollo de
vastos manglares.
En general, el Delta es una zona de planicies cenagosas que ocupan el 77% de todo el territorio y se caracterizan por un sustrato edáfico
entre fino y muy fino, proveniente
del material acarreado por caños y corrientes marinas. Su relieve es muy
plano, con pendientes inferiores al 1°/oy, en muchos
casos, se encuentra a un nivel inferior a la altura del nivel medio de los ríos. Sus suelos son muy ácidos,
sobresaturados, arcillosos y con drenaje
superficial muy pobre. En los sectores más próximos a la costa oceánica suele
encontrarse un sustrato arcilloso de
origen marino, fácilmente sulfatoacidificable.
La
cobertura natural del Delta corresponde a un bosque húmedo,
relativamente bajo y muy complejo, en el sentido de la gran diversidad
de especies que posee. También se observan algunos lugares aislados de sabanas de inundación.
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